Jesús, Business Coach (Lección 6)

8 enero 2013

Lecciones empresariales de Jesús, el CEO más exitoso de la historia y de la Iglesia Católica, el caso de exito organizacional más antiguo y relevante del planeta.

Como entrenador de talento ejecutivo, la productividad es uno de mis temas favoritos.

Entendamos productividad como la acción de provocar los resultados esperados, utilizando de manera óptima los recursos disponibles.

Así, se espera que un vendedor sea productivo al lograr generar un determinado monto de ingresos valiéndose de contactar al mayor número de clientes, se espera que un director de empresas sea productivo al crear las ganancias económicas esperadas por los accionistas de la compañía valiéndose del equipo humano que dirige, se espera que un trabajador sea productivo al fabricar un determinado número de productos contando con una determinada cantidad de horas laborales disponibles.

Como ya se podrá notar, en esencia la productividad tiene dos componentes elementales: el resultado que se espera obtener y el camino que lleva a lograrlo.

Todos los católicos estamos llamados a generar dos resultados fundamentales como consecuencia de nuestra afiliación a la Iglesia de Jesucristo.

Como primer fruto se espera que los católicos lleguemos al cielo (santidad) al finalizar nuestras vidas para gozar de la gloria de Dios.En segundo lugar, se nos llama a que ayudemos a llegar al cielo a muchas personas más.

Así, resumiendo, se puede decir que el gran resultado que se nos pide a los católico es, en esencia solo uno, la santidad (personal y del prójimo).

Bien, habiendo definido esto, el segundo paso de la productividad nos invita a pensar ¿Cómo lograr dicho resultado?

Y aquí podríamos empezar a citar grandes autores que han estudiado el fenómeno de la productividad personal y organizacional a lo largo de muchos años. Quienes hemos estudiado teorías de Alta Dirección conoceremos cientos de textos que nos dan claves y técnicas para lograr hacer más con menos, a organizar de manera efectiva nuestras agendas de trabajo, a trazar planes estratégicos, en fin, un sin fin de modelos para lograr generar resultados.

Más yo prefiero citar a mi libro de negocios de cabecera: La Biblia.

Un gran pasaje sobre productividad lo podemos encontrar en Lucas 10: 38-42

«Mientras iban caminando, Jesús entró en un pueblo y una mujer llamada Martha, lo recibió en su casa. Tenía Martha una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Martha, en cambio, estaba atareada con todo el servicio de la casa; así que se acercó a Jesús y le dijo: Señor ¿No te importa que mi hermana me deje sola para servir? Dile que me ayude. Pero el Señor le contestó: Martha, Martha, andas inquieta y preocupada por muchas cosas cuando en realidad solo una es necesaria. María ha elegido  la mejor parte, y nadie se la quitará.»

¡Magistral! Una vez más Jesús se muestra como el mejor consejero empresarial.

Cuando uno está intentando conseguir un resultado cualquiera, puede correr el riesgo de comenzar a desvocarse de lleno en la acción sin plantearse previamente la cuestión más relevante de la productividad:

De todas la cosas que puedo hacer… ¿cual es la que más impacto genera en el resultado?

Si uno se da un paseo por cualquier organización del mundo (alguno de los millones de lugares en donde día a día se encuentran personas desempeñando una actividad cualquiera), se podrá asegurar que se observa gente haciendo muchas cosas, teniendo juntas, elaborando análisis, escribiendo reportes, estudiando diversos temas, hablando con otros colaboradores, etc,  más no se podrá estar igualmente seguro si dicho trabajo esta enfocado en hacer la tarea más relevante de cara al resultado deseado.

No es lo mismo trabajar mucho que trabajar en lo más relevante. La productividad se encuentra en la segunda, no en la primera.

Dedicar mucho esfuerzo  a realizar cualquier labor no es lo mismo que dedicar un tiempo razonable a realizar aquella tarea que verdaderamente importa.

En el evangelio que recién compartí, vemos a Martha extremadamente ocupada y atareada ya que Jesús, el autoproclamado Mesías, acaba de llegar a su casa, misma que debería de estar limpia para dar la mejor impresión, así que se se pone a trabajar en esto enérgicamente.

Pero si Jesús, el hijo de Dios, acaba de ingresar a tu casa… ¿Qué puede ser más importante que escucharle?

La productividad tiene que ver con establecer prioridades tomando en cuenta que no todo lo que se hace tiene el mismo impacto en el resultado final esperado.

Si el objetivo de un católico es la santidad, ninguna actividad puede ser más relevante que sentarse a dialogar con el origen de toda acción santa, el mismo Jesucristo. Limpiar, organizar, adecuar o preparar el ambiente jamás podrá ser tan importante como simplemente sentarse a aprender de Jesús.

Por eso, si la productividad es un llamado a la generación de resultados, es indispensable que seamos capaces de identificar primero aquellas actividades que son más relevantes a la luz del objetivo deseado. Todo se podrá hacer, más no todo será igualmente importante.

Así, de cara a lograr la tan añorada santidad…

¿Cual podría ser esa actividad relevante?

¿Cual será esa acción que deberíamos estar haciendo de manera magistral con tal de poder generar los mejores resultados?

Yo encuentro solo una. La oración.

Sin duda alguna el diálogo personal con Dios es la actividad más importante de todas cuantas podamos llevar a cabo en nuestro día a día.

Entrar en contacto directo con el Maestro debería ser la prioridad y ninguna otra actividad debería de distraernos de llevarla a cabo con la debida regularidad.

Jesús actuaba siempre al respaldo de la oración. Jamás dejaba de rezar antes de actuar. Haciéndolo se aseguraba que sus decisiones estaban guiadas por Dios, el creador del plan universal.

Tan relevante era la oración para Jesús que, antes de iniciar su vida pública, se retiró al desierto para orar y ayunar, antes de ser hecho preso se retiró al huerto de los olivos y oró para que Dios le preparara espiritual y físicamente para su martirio, antes de escoger a quienes serían sus apóstoles, el evangelio dice que entró en oración para pedir sabiduría al respecto. Oración, oración y más oración.

Para un católico que quiera ser productivo en su fe, es decir, llegar al cielo. La oración es esa pequeña tarea diaria que, tomada en serio, al final hará toda la diferencia.


Rezar los salmos…

22 octubre 2012

En voz del Papá Benedicto XVI se nos explica la importancia de acudir a los salmos par elevar nuestras oraciones al creador…

Buen video.

«En los salmos, el Cristiano reza al Padre en Cristo y con Cristo»


La tentación

10 octubre 2012

¿Qué es la tentación?

Podría recurrir a un definición rebuscada para explicarla, sin embargo he decidido optar por explicarla de la siguiente manera.

La tentación es una… oferta.

Una oferta que en cierto momento de nuestras vidas se nos presenta para acceder a un cierto beneficio momentáneo a cambio de renunciar a otro mayor y más perdurable.

Y es que en el camino de la gracia todo parece ser fácil y asequible mientras no exista una oferta que nos haga tambalear nuestras consideraciones.

Nuestra santidad nos llama a ser fieles en el matrimonio, más tarde o temprano se nos presenta la oferta del placer inmoral. De igual manera la santidad nos invita a vivir el ayuno edificador del temple y esto resultaría relativamente sencillo a no ser por a la oferta de la dejadez, esa que nos pretende intercambiar un carácter sólido y bien formado por el placer llevadero.

Todos los seres humanos recibimos oferta de este tipo. El mismo Jesús recibió, en su estancia en el desierto, tres ofertas de parte del demonio muy atractivas que hubieran derrumbado a más de uno.

Más el pecado no proviene de la oferta en si, pues esta puede resultar en muchos sentidos inevitable. La debacle del alma resulta de la aceptación y el consentimiento de dicha oferta.  Y ahí es donde entra en juego nuestra libertad… Dios jamás se interpondrá en nuestro poder de decisión pues nos quiso libres.

Así, ante la tentación tenemos dos alternativas. Destruirla o evitarla y francamente opto por la segunda ya que mi condición humana me ha enseñado que tratar de enfrentarla directamente solo produce un debilitamiento que suele dejarnos a merced de esta misma.

La tentación es la gran piedra del zapato y la vida de oración es la mejor herramienta para prepararnos ante ella.

Una persona que es capaz de salir airoso de una oferta por demás suculenta y atractiva, pero destructiva, lo que demuestra es su poder espiritual, su gran capacidad de autogobierno.

Jamás podría prometer que existe un medio eficaz para dejar de recibir ofertas por nuestra vida de gracia… la condición humana no lo puede evitar. Más si puedo asegurar que mantenerse cerca de Dios por medio de la oración es la contraoferta de negociación más efectiva que puede existir.

Fue justamente así como Jesús anuló las tentaciones que el demonio le ofertó. Utilizó versículos del viejo testamento para contraponer los ofrecimientos de la tentación. Haciéndolo, nos mostró el camino para actuar nosotros en consecuencia.


Emotivo video del padre Jose Antonio Fortea en oración

19 agosto 2012

Este video me enchinó la piel.

Cuando tuve la oportunidad de convivir durante una semana con el padre Jose Antonio Fortea en una de sus visitas a México, pude corroborar que me encontraba yo frente a un hombre santo al que Dios le pidió una misión evangelizadora muy especial: viajar por el mundo y hablar de Él.

«Pero resulta que me da mucha pena hablar en público…» Nos comentaba el padre a los organizadores del grupo que lo habíamos convocado al traerlo de su natal España.

«Sin embargo, se que soy el encargado de llevar este mensaje…»

Puedo decir que jamás he presenciado a una persona con una vida y disciplina de oración tan fuerte como la de este hombre de Dios. Puntualmente a la hora estipulada, el padre Fortea tomaba su breviario y nos pedía un momento a solas para aislarse en oración. Aún recuerdo lo mucho que me emocionaba verlo inmóvil, con su mirada fija en sus sagrados textos y apenas murmurando al aire.

Desde entonces le he seguido.  Incluso he publicado varias veces en este blog sobre él.

En el video se puede ver apenas un extracto de una conferencia que el padre está impartiendo en una comunidad en Chile y en la que invita orar a toda la concurrencia.

Por favor noten la profundidad del rostro y voz del padra Fortea al cantar su rezo.

Más sobre este estupendo sacerdote aquí.


Caminar…

30 julio 2012

Hace más o menos un año me entró la loca idea de dejar de usar tanto el automóvil para dirigirme, en su lugar, caminando desde mi casa hasta mi oficina.

Y digo que es una idea loca pues no es normal que en mi ciudad alguien camine alrededor de 12 kilómetros todos los días (6 de ida y 6 de regreso) para trasladarse de un lugar a otro.

Si, mucha gente se puede ver caminando en las calles de la ciudad de México, pero la mayoría lo hacen para dirigirse a una estación de transporte público que los acercará a su destino.

Yo no, yo llego hasta mi destino… ¡caminando!

Me fascina caminar. Yo creo que en parte es porque, haciéndolo, libero mucha de la ansiedad que siempre he mostrado desde joven. Mi esposa me dice que voy a acabar haciéndole hoyos al piso de tanto que muevo el pie cuando estoy sentado.

Pero, bueno… ¡así soy!

Y es que eso de caminar toda la distancia que separa a mi casa de mi oficina, al principio me parecía muy descabellado y retador. Hoy, un años después ya no lo es en absoluto. No siento que la hora que paso caminando me pese como antes. Es más, hasta he llegado a creer que muchos de los automovilistas que me ven pasar enfrente de sus coches cuando esperan avanzar en medio del horrible tráfico, me han de envidiar. Podría apostar que puedo llegar a alcanzar en ocasiones una velocidad promedio más rápida que la de ellos.

Y pues si, en mi familia ya saben que yo soy… ¡El que camina!

Mi esposa ya no se extraña cuando encuentra mi auto aparcado en el mismo lugar de siempre en el garage por varios días. Ya sabe que si eso sucede es por que yo ando a pie en algún lugar de la ciudad.

Y es que me resulta increíble que lo anormal hoy en día sea caminar, siendo que hace apenas unos 120 años aproximadamente lo extraño era justo lo contrario, tener un vehículo personal para poderse mover dentro de un rango relativamente grande en una comunidad. (Bueno, tampoco es que me extrañe por igual que ya no andemos en caballos. ¡Viva la tecnología!)

Pero lo más maravilloso de todo es que el tiempo que me doy para caminar lo aprovecho enormemente para  meditar, reflexionar e incluso rezar uno que otro rosario.

Me encanta ver la cara que ponen muchos peatones cuando ven a una persona común y corriente con un rosario en la mano y hablando consigo mismo a lo largo del camino. Si fuera alguien vestido de sacerdote se podría entender, pero… ¿Un hombre de traje y camisa con un rosario en la mano en medio de una ciudad moderna? ¡Vaya que eso si es raro!

Y entonces resulta que he descubierto que  provocando esta pequeña perturbación en la gente en medio de su actuar cotidiano, puedo evangelizar también. Alguno que otro seguro se cuestionará su propio actuar al verme actuar a mi, por lo tanto, lo seguiré haciendo. En algo aprovechará Dios esa situación.

Caminar es una de mis grandes pasiones y doy gracias a Dios todas la mañanas que me permita tener ese tiempo especial con Él de esa preciosa forma.


Preparando una conferencia

19 julio 2012

Me fascina hablar en público, me siento bastante a gusto encontrando  oportunidades para predicar sobre gran variedad de temas encima de un escenario.

Se que para mucho hacer esto puede resultar aterrador o paralizante, pero en mi caso es todo lo contrario. Es cuando más cómodo me suelo sentir y en donde siento que puedo aportar más y mejor a mi vocación.

En estos momento, de hecho, estoy preparando una conferencia que impartiré en un par de horas sobre el tema de Orientación Vocacional en una universidad importante de mi país.

Para hacerlo, además de planear, diseñar y revisar las correspondientes diapositivas en la computadora, me doy un tiempo para rezar y ofrecerle la ponencia a Dios.

Para hacer esto último suelo repetir esta oración una y otra vez:

«Señor, que mi voz sea la tuya»

Además, minutos antes de ingresar al escenario me encomiendo al Espíritu Santo de la siguiente forma:

«Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tu fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía tu espíritu creador y renovarás la faz de la tierra…»

Hasta el momento mis conferencias han resultado bastante exitosas (me las siguen solicitando) y yo lo atribuyo a que Dios ahí me quiere trabajando, además de que es el foro desde el que siento que puedo responder mejor al llamado que me ha dado como formador.

Así que esperando que la conferencia que en unas cuantas horas estaré impartiendo sea del total agrado y productiva para Dios, les dejo pues tengo que seguir preparándola.


Sentir…

7 junio 2012

Las nuevas corrientes espirituales como el «New Age» y otras pseudo religiones «Alternativas» parecen tener algo en común que me llama la atención. Todas basan su propuesta ideológica en el «sentir». Es decir que, a ojos de quienes pertenecen a estos movimientos, la perfección del hombre se da cuando este logra una sensación de «paz» y «armonía» interior.

Como tal, me gustan los valores «paz» y «armonía», pero no creo que el lograr «sentirlos» sea el objetivo último del ser humano.

Ejercicios como «meditar», «relajarse», «orar», pueden traer un profundo sentimiento de paz y armonía para quien los practica de manera regular, sin embargo, por muy profunda y constante que sea esta sensación de «estabilidad emocional»  no me parece que por el mero hecho de sentirlo, se haya logrado un objetivo trascendental valioso.

Personalmente practico varias de estas actividades, pero jamás con la idea de llegar a Dios en ellas. Lo hago por un tema de salud y claridad mental, pero hasta ahí. Meditar me ayuda a enfocar mi mente en aspectos relevantes de mi vida personal, profesional y espiritual. Pero, repito, la sensación de tranquilidad y paz que pueda yo sentir al efectuar estas actividades, no son el fin último del las mismas.

Es más, me atrevo a decir que ir en pos de Jesucristo no precisamente nos acarreará muy buenos sentimientos y emociones. Quienes lo hacemos, nos vemos constantemente juzgados, molestados y hasta criticados por quienes no comulgan con nuestras posturas. El mismo Cristo alcanzó la gloria a través del esfuerzo y el sufrimiento que le llevó a morir en una cruz… ¡No por medio de la meditación!

Escribo todo esto, pues para muchas personas podría resultar seductora la idea de adherirse a cierta creencia o corriente espiritual por el mero hecho de que en dicha propuesta se le ayuda a uno a sentirse bien con paz y tranquilidad. Y del mismo modo, lamentablemente muchas personas se alejan de la Iglesia Católica por resultar esta incómoda y poco «sensual».

Recordemos que el camino a la santidad está repleto de mucho esfuerzo y dolor. Así que si deciden optar por la vía de nuestra Iglesia no les puedo augurar mucha calma y tranquilidad que digamos, pero si enormes resultados al final del camino.


Usemos nuestras Iglesias…

18 enero 2012

Una de las delicias de la ciudad de México, desde mi particular punto de vista, es que uno puede encontrarse con una gran cantidad de Iglesias en las distintas colonias que la conforman.

Me percaté de esto cuando caminando desde mi casa hasta mi oficina (ejercicio que he empezado a realizar de manera habitual) me he topado con por lo menos cuatro Iglesias en mi rumbo.

Es maravilloso saber que en esta ciudad si uno quiere acudir a una Iglesia no necesitaría recorrer más de 10 minutos caminando para encontrarse una.

De repente no reparamos en esta situación, pero como católico es una gran bendición disponer de este beneficio en la ciudad en la que se vive.

Lamentablemente no podríamos decir que esta cantidad de Iglesias corresponde a una demanda igualmente numerosa de las mismas.

En la mayoría de veces que ingreso a las Iglesias (cuando estas no tienen las puertas cerradas) noto que están vacías y solitarias, aunque estas se encuentren rodeadas de asentamientos urbanos densos.

Si uno acude a un templo budista en Japón, estos habitualmente están repletos de personas en estado de oración y meditación. Recuerdo que en una visita que realicé a dicho país, nos resultó particularmente complicado ingresar turisticamente a conocer algunos templos pues estos estaban siendo usados por personas que acudían a ellos para practicar su religión.

Amigos católicos…

¡Para eso son los templos! Para ser usados.

Si bien en ciudades como la mía uno puede maravillarse al encontrarse rodeado de Iglesias por todos lados, sería mucho más gratificante encontrar que dichos templos estuvieran siendo utilizados a cabalidad por los feligreses de nuestra Iglesia.

Es triste que muchas veces los templos católicos de nuestras comunidades son visitados más por turistas extranjeros, incluso pertenecientes de otras religiones, que por los mismos católicos.

¡Vayamos a nuestras Iglesias! ¡Usémoslas!

Si tienen que leer algún documento de trabajo, si tienen que meditar sonde alguna idea, si disponen de cinco o diez minutos de descanso, si se aproxima un proyecto importare, si están en la espera de una noticia, o si simplemente quieren estar cara a cara con el Creador del universo… ¡Acudan a una Iglesia!

Las Iglesias no son lugares exclusivamente dominicales (Dios mismo no lo es).

Así que si tienen la maravillosa oportunidad de disponer de una Iglesia cercana… aprovéchenla y sáquenle el máximo provecho posible.


Cuando rezan por uno sin que se de cuenta

30 septiembre 2011

Me dice mi esposa que cuando era niña acostumbraba rezar en las noches de la siguiente manera:

«Por favor Diosito, te pido por quien será algún día mi esposo. Tu ya lo conoces y sabes quien es. Yo aún no lo conozco, pero te pido que lo cuides hasta el día en que me toque conocerlo»

¡Que bien! Sin siquiera haberlo sabido, alguien en alguna parte del mundo rezó por mi durante toda mi vida.

¿Cuantas oraciones de este tipo se estarán dando a nuestro favor en estos momentos?

¿Cuantas personas rezan por nosotros y por nuestras causas, enfermedades o preocupaciones y no lo sabemos?


Cantos gregorianos

17 junio 2011

Ayer anduve en la búsqueda de una ayuda para meditar mejor durante las mañanas y me he encontrado con «Los Cantos Gregorianos», no es que no los conociera, pero no les había puesto la suficiente atención como hasta ahora.

Buscando en Internet, encontré estos maravillosos cánticos que datan desde las primeras eras de nuestra era cristiana y que son atribuidos, no por su invención sino por su difusión, al Papa San Gregorio Magno.

Dichos cantos toman como base muchas de la oraciones que los católicos ofrecemos durante la misa… «Aleluya», «El Padre Nuestro», «Santo» , «Salmos» y los concentran en un modo de orar vía un canto monódico.

Leer un pasaje de evangelio, cerrar los ojos y escuchar estos cantos gregorianos mientras medito en la historia de nuestra salvación es lo que tengo pensado hacer para iniciar mi día.